COMENTARIOS DE MI OBRA

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MEDIOS

JAVIER-SALDARRIAGA-2

Acta del jurado

Medellín, Colombia,

12 de septiembre de 2008

«A juicio unánime del jurado «Lomos de sábalo y otros relatos» es un conjunto armónico de cuentos, donde el escritor demuestra gran manejo de recursos técnicos y estilísticos […]. Su poética es percibida por el lector como unitaria y pertinente, sin detrimento de la complejidad de las tramas. Los cuentos evidencian sólidos criterios narrativos y cada elemento se constituye en indicio de las historias respectivas. El autor exhibe un lenguaje admirable y un conocimiento profundo de las temáticas trabajadas, sin los excesos de la erudición.»

Del acta del jurado del Premio Nacional de Cultura, integrado por los escritores Enrique Serrano López, Pedro Badrán Padauí y Guillermo Bustamante Zamudio con la coordinación del escritor Pablo José Montoya.

La leyenda de Samuel Lugano

Por

Jairo Morales Henao.

LANZAMIENTO del libro

«Lomos de sábalo y otros relatos»

Paraninfo de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. 19 de mayo de 2009

Diez historias que reactualizan, con un convincente carácter individual, y desigual amplitud y profundidad, experiencias universales de la condición humana, en la que ésta explora algunos de sus límites, y asiste a la revelación de su naturaleza compleja y contradictoria, sello de un texto narrativo.

Por eso el lector acepta que el mismo hombre, en edades o ámbitos diferentes, que se lanza al agua para enfrentar una tintorera, o que herido por los matones que acaban de disparar sobre un antiguo amigo, en el interior de un edificio citadino, se arriesga a ir en su ayuda, o que con tenacidad excepcional de muchacho se aplica a pescar un sábalo de cien libras, o en otro puesto, sea inmovilizado en un aeropuerto por algo tan primitivo y aparentemente elemental como el miedo al viaje, no al avión, entiéndase bien, sino al viaje, a lo que éste conlleve en potencia como modelo edificador de su vida, un temor a lo desconocido que sin… conlleva en “Un lugar que conocimos” a adentrarse en una forma de vida que una parte suya desea como nada, pero no lo suficientemente. Una sensibilidad de vida que explica también sus indecisiones en otros campos de sus experiencias, ese no arriesgar, ese quedarse de este lado de lo que pudo ser en “No te vayas antes de decirte algo” o “Verde pálido”, ese reconocerse con el otro en el gozo profundo de un dolor idéntico en “Mantis”, y también la presencia de los muertos, a veces tan de este lado de la vida, tal vez porque como Durrel en el último volúmen de “El Cuarteto de Alejandría”: «Sí. Los muertos están en todas partes. No se los puede eludir tan fácilmente. En cada uno de los rincones de nuestras vidas secretas sentimos la triste y ciega pasión de sus dedos desplomados, pidiendo que se les conceda un recuerdo»-

Unos relatos, pues, por fuera de los circuitos temáticos de las modas literarias de actualidad, del sensacionalismo que vende, de los escándalos, en una palabra, de la ambición amarillista. Narraciones estas de “Lomos de sábalo”, ancladas en los llamados universales del hombre, apreciación que vale también para su escritura, para su técnica y estilo. Al lector se le ahorraron las vacilaciones, torpezas y errores del aprendizaje, los lugares comunes, por ejemplo, de los que no se encuentra ni uno en este primer libro de Javier Saldarriaga, cosa que no se puede decir entre nosotros de toda publicación literaria incluyendo en esta apreciación, libros premiados. También en este aspecto, el autor miró lejos, en dirección a amplias corrientes narrativas decantadas en las obras de muchos autores durante décadas de oficio, ignorando las tentaciones de la copia indecente, de la chabacanería facilista (…)

 

 

nos importa reconocer que nos encontramos en este libro ante un estilo definido, ante un lenguaje de escritor que hace más que dominar con solvencia la opción por la que se ha decidido. Una escritura castigada lo que no equivale a decir pobre, o simplista, uncida sí a la aventura que cuenta y al lugar donde ello ocurre, sin espacios pobres sin regodeos sobrantes, y de tal manera que su precisión descriptiva se traduce en una percepción cabal del mundo nombrado que viene al mundo ante el lector como un cuerpo de las aguas o las sombras, pletórico de datos, sin que se lesionen la estabilidad y el orden que caracterizan esta prosa, sobriedad en la que se incuba por ello mismo resuena tanto en la metáfora.

 

Una prosa, en fin, que sabe también obtener tanto provecho expresivo de lo dicho como de lo omitido, de lo desplegado con minuciosidad como de lo apenas sugerido o francamente confiado a la sombra, donde merecen tanto las palabras que se dicen los personajes como lo que estos se retienen y recuerdan aquellas que prefieren 

 

La leyenda de Samuel Lugano ha avanzado hacia nosotros desde la sombra de años donde estuvo elaborándose paciente y tercamente, para beneficio suyo, de los lectores y de nuestra literatura, que tiene en este libro una novedad (…) sólida.

 

LOMOS DE SÁBALO

Por Esteban Carlos Mejía.

Diario «El espectador», Bogotá, Colombia. 6 de mayo de 2011

«“Acabo de leer un libro memorable”, dice. “Se llama Lomos de sábalo, de Javier Saldarriaga” (…) “Ganó el IV Premio Nacional de Cuento Universidad de Antioquia, 2008. Ciento catorce páginas y diez cuentos, todos alrededor de Samuel Lugano, un personaje de bordes imprecisos, algo extemporáneo, rudo y tierno a la vez”. (…) “No es ambiguo por impericia de su creador”, me explica. (…) “Es una creación genuina, hecha con destreza”».

(…)

«Cada cuento narra una circunstancia vital de Lugano. El que da título al libro es una aventura de pesca, que recuerda las de Nick Adams en In our time, de Hemingway. Sombras en el pasillo, por su parte, es un tácito homenaje a The killers. Por un minuto nada más revive con entrañable sutileza los estragos del suicidio de su padre. En Verde pálido, el deseo se enmascara detrás de una charla literaria. Y todo dicho sin ser dicho, velado, insinuado para que el lector concluya la tarea a su manera y sin esfuerzo”»-

(…)

«y Javier Saldarriaga, con sus “sábalos”, le están dando una vuelta de tuerca a la literatura antioqueña”. (…) “Despreocupados de los tejemanejes del marketing literario, están haciendo su obra con talento y oficio, con pasión y método” (…) “Yo te digo: a mi juicio, Javier Saldarriaga entró ya a la galería de los mejores cuentistas colombianos contemporáneos (…) No me jodan la vida: el que es bonito es bonito.»

Para leer completa esta reseña:

A Saldarriaga Cadavid.

Por José Guillermo Ánjel Rendó.

Diario «El colombiano», Medellín, Colombia. 17 de octubre de 2009

«(…) por sus metáforas y las situaciones que usted relata, que se alejan de la pornomiseria tan propia (y reiterativa) de la literatura colombiana actual. O no de la literatura sino de la escritura con rabia que promocionan las grandes editoriales, interesadas en vender morbo-papel y pensamiento light. Pero allá ellas, que con razón (en los últimos años no han encontrado un gran escritor) cada vez se desacreditan más. Así que vuelvo a su libro, querido amigo, que habla de las situaciones de la clase media, de los pequeños impactos, del mar, de los peces, de las fincas, de los centros comerciales y los que se reúnen a conversar mientras suenan canciones y se recuerdan películas. Porque la vida corre con lo simple, con los amores y desamores, con gente que se mira y habla sin mentir.

 

La literatura cuenta lo que pudo haber pasado y se hace preguntas en torno a lo que sucede, superando así a la anécdota (propia de otros géneros de escritura, las crónicas, por ejemplo) e ingresando en el mundo de la filosofía o al menos en el de la reflexión profunda. Y donde suceden más posibilidades de acontecimientos y preguntas es en la clase media que, como no está metida en líos severos ni elabora esquizofrenias complejas, vive de manera más lenta y, por eso, tiene más espacios narrativos. En este punto, su literatura, Javier, tiene muchos aciertos».

 

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De lo que sabemos hasta ahora de la vida de Samuel Lugano

Por Santiago Serna

22 de abril de 2021

«Samuel Lugano es el personaje principal que aparece en cada uno de los diez cuentos que componen la antología. Es el reflejo de Javier en el espejo, “aunque Lugano es mucho mejor que yo, por lo menos en más valiente”, dijo recientemente en una entrevista con Gustavo Restrepo de la Corporación Otraparte; ex abogado litigante, como él y profesor universitario según se puede leer en el último cuento, Verde pálido.

 

Pero vamos en orden, mencionaré algunos hechos entre triviales y cruciales de la vida de Samuel Lugano, tales como, la música que oyó, alguna referencia cinematográfica, los lugares que visitó y otros más decisivos como el momento de su muerte, la cual ocurre en el segundo cuento Debió haber sido la lluvia, de lejos, el mejor de todos, según mi opinión.

 

(…)

 

Sabemos de su apariencia madura, en Debió haber sido la lluvia, donde se lo describe con la frente agrietada, el labio delgado “que parecía una cortada involuntaria sobre el mentón” y una cicatriz desde el codo hasta la muñeca. “A cada hombre le llegan sus golpes y a cada uno le quedan sus heridas”, le dice a Nicolás, el hijo de Elías».

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